Siempre intentaste comprar mi cariño, aunque en realidad no te interesabas en él, sólo buscabas llenar un espacio más de tu vacío corazón, esconder quien en realidad eras. Me saturabas con regalos caros, ropa, flores, dulces, cenas en restaurantes famosos, joyas y más, hasta besos y abrazos en algunas ocasiones muy especiales y poco frecuentes. Sin embargo cuando necesitaba de alguien no podía contar contigo. Si se trataba de asuntos personales jamás aparecías, era como si pudieras oler mis problemas avecinarse y huir antes de que pidiera auxilio. Nunca te percataste de que lo que quería era un amigo, alguien con quien hablar. Provocabas mucho ruido en todo tu alrededor sólo para callar el silencio de tu alma. Estabas solo, consumido por tu soledad, por el mismo hecho de no dejarte tocar por el cariño de los demás. Querías controlar todo.
Hoy quiero comunicarte que a pesar de todo he podido sobrevivir y que gracias a tu lejanía y dejadez aprendí a ser alguien fuerte e independiente, alguien que no requiere de otro para sentirse completo. Por eso, puedo decirte que no te necesito y que en verdad nunca necesité tu "afecto". Creíste estar siempre para mí cuando en realidad sólo estabas para ti mismo. No te lo critico, tampoco reprocho nada, pero no confundamos las cosas, creíste darme “amor” cuando lo único que me diste fue tu limosna.