Era una noche cálida y llena de vida, las calles estaban repletas. Sin embargo desde que llegaste el mundo se congeló a mi alrededor y no existía otra cosa que no fueras tu. Te vi pasar con vestiduras blancas, resplandecientes como el sol, llena de sabiduría, con garbo y postura inconfundible.
Te miraba anonadada hermosa dama de blanco. Tu pelo castaño se movía al compás de tus caderas y tu caminar era como danza clásica en su máximo esplendor. Las luces alumbraban la mágica escena de nuestro reencuentro. Me miraste e inmediatamente una lágrima recorrió tu perfecto rostro, la alegría nos invadía a ambas de forma incontenible. Nuestras sonrisas eran permanentes.
Me resultaba increíble que ya hubiesen pasado once años y aún siguieras igual. Yo por el contrario si cambié, estaba más delgada, con el pelo de otro color y con otro corte e incluso llevaba anteojos. También tuve una preciosa niña (María Luna) de siete años en ese entonces y el pequeño José Enrique que apenas tenía un año. Tú también habías tenido un hijo, Juan Armando de cuatro años. No conocías a mis bebés ni yo al tuyo y por tu complicada agenda no creo que hubiese un tiempo estipulado para eso.
Te acercaste a mí y me diste un fuerte abrazo en el cual sentí todo el amor que me había faltado en esos once años y te amé de nuevo. Me olvidé del pasado y de los errores de ambas, mas no de los aprendizajes por los mismos. El resplandor en nuestros semblantes era indescriptible, casi tangible. Parecía que un día antes nos habíamos despedido y que las cosas habían ocurrido de forma diferente.
Salimos de aquella calle abrazadas y llegamos al hotel “Skies are blue” donde nos hospedaríamos. Conversamos y revivimos muchos recuerdos y llegó la parte del porqué me fui. Hui creyendo que así todo sería más fácil, pero luego me di cuenta de que era mejor hablar las cosas. Tu y yo siempre fuimos muy parecidas (demasiado) y por eso chocaban tanto nuestras opiniones cuando eran opuestas. El hecho de que no aceptaras mi trabajo me hizo enojar y fue la razón por la que me fui, queriendo creer que te detestaba, mas sabiendo que te extrañaría y que jamás podría dejarte de amar.
Hermosa dama de blanco ese día nuestra relación volvió a nacer, el tiempo nos hizo entender que teníamos que aprovechar cada ocasión juntas y disfrutarla al máximo. Por eso hoy te agradezco madre por mi segunda oportunidad, porque me dejaste demostrarte que te amo y que junto a mis hijos eres lo más importante que tengo.
WoW!! me encanto! =D
ResponderEliminarGracias Milci! :)
ResponderEliminarImagino la dama de blanco fue feliz por esa segunda oportunidad aprovechada
ResponderEliminaryo tambien la imagino asi
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