Giro sin parar dentro de un abanico de recuerdos que van circulando mis pensamientos. Poco a poco algunas caras van dibujándose a mi alrededor unas agradables, otras no tanto y van contándome historias pasadas que valen la pena recordar.
Disfrazado de alegría encuentro a mi amigo el Tiempo que es bueno pero tarde o temprano se volverá en mi contra y puedo observar a algunos de mis mejores años merodear tras él jugando y comparándose para ver cuál de todos es el mejor. También se encuentran los mellizos Espacio y Lugar que siempre andan juntos de un sitio en otro siendo impensable que uno aparezca sin el otro con esa seriedad y picardía que tanto los caracteriza a ambos.
Luego, llega hacia a mí el Momento de mi apertura hacia el mundo, el día en que comencé a ver las cosas tal cual son, sin nada de rodeos, el día en que pensé en todo lo vivido y caí en cuenta de muchos errores cometidos y de algunos otros que afortunadamente no cometí y de los cuales me salvé. Y pienso en cuantas maravillas he tenido la dicha de presenciar y se me acercan los 5 responsables (en parte) de casi todo lo ocurrido, el Tacto, Olfato, Gusto, la Visión y la Escucha y caminan acompañados de un sexto que no todos poseen y no muchos pueden percibir, el Sentido Común y un poco más atrás cuidándoles las espaldas a todos y con mucha precaución se encuentra la séptima acompañante, la Intuición.
Más y más cosas siguen pasando, yendo y viniendo haciéndome entrar en un trance repentino que me consume y a la vez me agrada y luego los veo a todos marcharse y despedirse tal cual vinieron haciendo que todo se pare en seco, que vuelva a mi realidad y que mi leve utopía llegue a su fin.
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