Moriría por verte de nuevo, por tocar tu pelo, por ver tu infinita sonrisa, por escuchar tu melodiosa voz acariciando mis días, por oírte susurrando mi nombre tras el tuyo.
Moriría sólo por probar tus labios que prometen llevarme al cielo con tan sólo un roce; moriría por pasar un día en tu humilde morada acompañada de todo lo que es tuyo, por ser yo quien te consienta en tus noches, enfermedades, en tus insomnios y en todo lo que necesites.
Moriría por abrazarte y así conocer la profundidad de tu alma, por dejarte plasmada una parte de mi esencia, por sentirte al menos una vez mío, concentrado simplemente en mi, moriría por ser yo el motivo de tus alegrías, esperanzas, desvelos, anhelos y demás.
Moriría por acariciarte tiernamente y demostrarte que puedo ser la dueña de tus pensamientos; moriría por ver junto a ti la magia de cada día, por leerte cada uno de los versos que secretamente he escrito en tu nombre, pero más que nada moriría porque al menos supieras quien soy...
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