lunes, 4 de octubre de 2010

La condena..

Cuanto quisiera olvidar el día en que te conocí (la culpa aún me carcome por dentro), el día en que me miraste y te percataste de que era diferente (quisiera borrarlo por siempre de mi memoria). Día en el que fui condenada por los dioses a amarte hasta la muerte y es lo que hago todavía a dolencia mía y de otros.

Tú eras un chico ‘‘normal’’, yo una famosa guionista de cine, tú vivías con tus padres, yo vivía sola desde los dieciséis, tú tenías una motocicleta, yo tenía dos autos y un chofer, tú terminaste la universidad, yo hice miles de talleres y cursos técnicos, tu escribías por hobbie, yo por trabajo y pasión, tu tomabas clases de escritura, yo las daba. Yo tenía miles de fans, tú tenías a tus amigos.

Como ves, eran dos realidades muy distintas unidas sólo por la literatura, el arte y nada más. Yo le daba clases a tus amigos, ellos morían por mí, mientras que tú me tratabas con indiferencia, hasta el día en el que encontraste un cuaderno lleno de poemas y escritos inéditos que tenía mi nombre, pudiste ver que si era una mujer sensible y llena de cosas para dar aunque al mundo no le mostrara esa parte de mí.

Me enamoraste como por arte de magia, hiciste de mi lo que quisiste, deseé alejarme varias veces y no pude, era como si Ares viviera entre nosotros y Afrodita sólo anduviera conmigo. Mi amor por ti era demasiado enfermizo, hasta el día que Atenea me visitó y me explicó la razón de mi loco amor desenfrenado hacia ti, era Eros quien cumplía con su trabajo asignado por la celosa diosa Hera, y mantenía la llama de pasión y atracción encendida entre nosotros (demasiado encendida) y tenía a Ares dándonos problemas a la vez.

Atenea me dotó de su sabiduría y me hizo alejarme de ti por mi bien, decía que Hera no podía ver a las parejas felices debido a su fracaso siendo la esposa de Zeus. También me dijo que Metis, la consejera de los dioses y mortales, tenía la misión de cuidarme y vaya que cumplía con su deber, nunca me dejaba sola, por esta razón me fui bastante lejos y no supe más de ti.


Me dediqué a hacer cine independiente y meses después fue cuando mi fama estalló, no tenía tiempo para nada que no fuera mi trabajo, tenía todo lo que cualquier persona desearía menos al amor de mi vida. Extrañaba verte y pasar tiempo contigo, era muy extraño amaba estar contigo, pero sabía que nos hacía daño a los dos, más a mi porque a ti parecía ni importarte.

Hermes, el mensajero de los dioses, vino un día a verme y me dijo que la condena de Zeus había por fin terminado y que era libre de amar a quien quisiera y cuando quisiera. Fui corriendo a buscarte, descubrí que Hades había ido desgraciadamente por ti y lloré amargamente, pero decidí hacer algo más. Viajé hasta el Olimpo, crucé desiertos y mares, bosques y montañas, ríos y sabanas. Esperé los siete días de purificación para entrar al hogar de los dioses y escuchar lo que me podían decir acerca de mi condena y de por qué te llevaron tan pronto de esta hermosa tierra.

Su respuesta fue inmediata, hubo dos grandes razones, la primera es que Apolo observaba a los mortales con frecuencia, se encontró conmigo y con mi "luz" y se enamoró, le pidió a Eros que me flechara, pero ya había yo conocido al amor, no se podía romper ese lazo y por eso yendo él a donde Hera, hizo que juntos convencieran a Zeus, padre de Apolo, para que condenara nuestro amor a la desgracia eterna. Y la segunda razón por la cual ya no estás en la tierra de los mortales es porque Apolo pidió a Hades ayuda para exterminarte y juntos buscaron la forma de hacerte sufrir y morir porque si él había sido rechazado por una mortal como yo, nadie jamás podría ser capaz de amarme otra vez y al que lo hiciera le costaría la vida.
 

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