domingo, 24 de octubre de 2010

Estrellas & soles..

Una vez concebido el firmamento da inicio una historia acerca de la Estrellita Dorada y algunos sucesos de su vida; todo comenzó el día en que ésta demostró que brillaba mucho más que la mayoría de sus hermanas, por tanto ya salía desde más temprano en la noche y se despedía más tarde al amanecer de cualquiera de los lados del planeta Tierra.

En esta trayectoria conoció a un amigo muy peculiar llamado Sol de Otoño y se hicieron buenos amigos, se hablaban bastante y se sentían como si tuvieran años luz de conocerse. Dorada le comentó a Nube Blanca (su mejor amiga) todo acerca de su nuevo amigo y que él comenzaba a gustarle, ella le advirtió que tuviera cuidado y no se hiciera muchas ilusiones ni se entusiasmara porque al ser los Soles seres superiores, difícilmente se fijarían en ‘‘pequeñeces’’ como ellas.

Pasaron unos días y cada vez se hacían más amigos e inseparables durante el amanecer y el ocaso, cuando no estaban juntos se comunicaban a través de estrellas fugaces o por medio de cometas. La Estrellita cada día brillaba más a causa de todo esto, estaba loca por gritárselo a los terrícolas (como si la fueran a entender) y la Nube se volvió su cómplice en este amor secreto y la ayudaba cuando quería dejarle mensajes escritos con sus amigas en el firmamento para que él los viera.

Después de un tiempo el Sol Mayor se dio cuenta de que el brillo de la Estrellita era enorme y la envió a una posición muy alejada para que allá en la lejanía diera luz a los que se perdían en la oscuridad de la noche, pero ocurrió que con esto ya no podía ver ni tener ningún contacto con Sol de Otoño ni siquiera por estrellas fugaces o cometas.

Se hizo amiga de las Estrellas Lejanas, llegaron rumores que la hicieron enfadar mucho, éstos se referían al Sol que daba calor a su vida y decían que tenía a una nueva amiga que no era tan amiga, sino más bien algo más, se llamaba Luna Llena y según todos él se desvivía por ella. A eso de dos semanas los rumores se confirmaron y la pobre Dorada perdió ese brillo que la caracterizaba, ya no quiera salir de noche a hacer su trabajo y añoraba las mañanas para esconderse del lado el mundo que tanto amaba.

Un día se armó de valor, salió de su posición y fue hasta donde él y perdiendo los estribos le confesó todo acerca de sus sentimientos y de cómo él con sus aires de grandeza le había dado falsas esperanzas. El se sorprendió grandemente y no supo que decir, pero antes de que tuviera tiempo de asimilar las cosas Estrellita comenzó a brillar más, tanto que casi irradiaba tanta luz como él. Lo miró atenta y fijamente y le dijo las siguientes palabras de una forma en que pocos en este universo infinito podrían comprender:
‘‘Esa Luna, ‘‘tu’’ Luna quizás sea la guía de algunos en la noche, sin embargo su luz es el reflejo de la de otros, en cambio las estrellas poseemos nuestra propia luz y no importa cuando ni donde siempre estaremos ahí demostrando al universo lo que nos caracteriza. ¿Sabes qué? Hoy me doy cuenta de que aunque nos encontremos en el mismo Espacio, nunca estaremos juntos…’’

Luego de estas palabras, Dorada volvió a su posición y tres años luz más tarde supo que su ex-amado Sol ya no estaba más con Luna llena, que por alguna razón la había dejado. Nadie parecía saber por qué. 

Los planetas se prepararon para alinearse como cada año con el Sol y cuando faltaba poco tiempo para el alineamiento se dieron cuenta de que Sol de Otoño no estaba allí, Sol de invierno se puso en su lugar para cubrirlo, pero no era lo suficientemente potente para aguantar por mucho tiempo.

Los cometas empezaron a volar con mensajes para Sol de Otoño, pero él no aparecía. Lo buscaban por todas partes. Estrellita también comenzó a buscarlo y parpadeó tan fuerte como pudo para encontrarlo. Luego de un rato de insaciable búsqueda, lo encontró. Estaba detrás de un asteroide escondiéndose del universo, estaba tan apagado que nadie había logrado reconocerlo.

Estrellita intentó subirle el ánimo y saber además por qué se encontraba así, a lo que éste explicó que su pelea lo había dejado muy triste y que sus lágrimas habían comenzado a apagar su luz. Dorada se sintió culpable y le dijo que no tenía por qué preocuparse que ella estaba bien y que había sido una molestia momentánea, que lo perdonaba y que podían ser amigos, pero que era necesario volver a sus posiciones para no alterar el curso del universo.

Sol estaba débil, así que Estrellita lo ayudó a moverse y cuando llegó a su posición se dio cuenta de que Sol estaba apagándose más y más y los planetas ya necesitaban la luz para poder continuar con sus tareas, así que Dorada abrazó fuertemente a Sol de Otoño e hizo que un brillo inigualable surgiera de ambos, logrando formar muchos arco iris en todos los lugares de los planetas y una lluvia de estrellas cerró el hermoso espectáculo de alineación.

Todos celebraban el gesto tan valiente de Dorada y Sol volvió a dar tanta luz como antes. Todos los miraban fijamente y admiraban la luz que surgía de ambos cuando estaban cerca. Sol mayor se acercó y dijo que había sido una tontería alejarlos y que de ahora en adelante Estrellita Dorada se convertiría en la guía de los niños, sería la Segunda estrella a la derecha, que los llevaría al país de los sueños, donde siempre quieren estar para no crecer nunca jamás.


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