Nunca vi niña igual, jamás pensé que existiese belleza como esa en la tierra más que en los cuentos de hadas. Al estar ella llena de hermosura y calidez, también la rodeaba la envidia y la falsedad de las personas y los que deseaban apoderarse de su inocencia y pureza.
Ella era una jovencita de pocas palabras, tenía amigas, pero eran escasas y éstas sabían muy poco de su hermosa compañera. Muchos intentaban hablarle y acercarse, pero por alguna extraña razón la pequeña siempre los evadía y en especial a los del sexo opuesto.
Un día la maestra le pidió a toda la clase que llevara el objeto que tuviera más importancia y significado en su vida. Muchas niñas llevaron sus barbies nuevas, algunas sus ipods, otras juegos de mesa y los niños sus carritos a control remoto, sus soldaditos, sus pistolas de agua, mientras que la pequeña niña llegó con un cofre deslumbrante; parecía bordado en hilos de plata y los rubíes y demás piedras preciosas lo adornaban mágicamente.
Todos morían por saber que había dentro de ese cofre, incluso la maestra y les puso turnos a todos para que explicaran por qué eran tan importantes las cosas que llevaron; y a nuestra amiga le tocó de último para hacer un ''cierre espectacular'' según la profesora. Cuando llegó su turno y por fin abrió el cofre lo único que vieron fue una sucia y vieja muñeca de trapo y la niña comenzó a relatar su historia:
‘‘Hola, me llamo Helen y tengo once años, sé que es un poco raro ver que mi cofre tuviera esta muñeca, pero les quiero decir que ella ha sido mi única amiga verdadera, siempre ha estado conmigo en los tiempos de dolor. Sé también que los papás que están aquí dirán que nosotros siendo tan pequeños no sabemos lo que es dolor, pero créanme que en mi caso se mejor que ustedes lo que esa palabra significa.
Mi muñeca Lola me acompaña desde que tengo un año, ha estado siempre y ha sido testigo de todas las cosas horribles que he visto y que me han pasado. Ella y yo vimos como mi papá golpeaba salvajemente a mi mamá cuando yo tenía tres años y a partir de ahí llevo a Lola a todas partes.
Mi papá golpeaba a mi mamá casi siempre y lo hacía delante de mí, hasta que un día cuando tenía cinco años vi a mi mamá sangrando mucho y me metí a defenderla, él enfureció y me golpeó en medio de la cara y rompió mi nariz, mi mamá salió de urgencia conmigo al hospital y cuando volvimos estaba dormido.
Después de ese día mi papá nos golpeaba a las dos siempre y un día se excedió, la golpeó tan fuerte que ella resbaló y cayó por las escaleras, rompiéndose el cuello. Llamé a una ambulancia y cuando iba a llamar a la policía él me atrapó y me juró que si hablaba me mataría. Fui a la clínica con mamá y allí la vi morir lentamente, dejándome sola con esa bestia.
He detestado a mi papá desde entonces y más después de que intentó propasarse conmigo y mi tío Roger lo impidió. Mi padre dice que nunca amó a mi mamá y que se casó por su dinero y que odió el momento en el que yo nací. Y Lola siempre ha estado ahí para llorar conmigo y para recordarme que algún día no lo veré más y estaré con mi mami.’’
Las palabras de esa niña conmovieron hasta al ser más frio de ese salón, todos estábamos llorando y nadie se percató del momento en que Helen salió del aula. La buscamos en todas partes, Roger se fue con algunos de los padres por el segundo y el tercer piso de la escuela y yo con las madres por toda la primera planta, revisamos la escuela completa, fuimos a su casa, a los hospitales cercanos y no la encontramos; por último se me ocurrió ir al cementerio y allí la encontré, tirada en la tumba de su madre, llorando desconsolada y con su muñeca en brazos.
Le pregunté si quería ir conmigo a otro lugar y se negó, dijo que ahora que todos sabían como era su padre ella esperaría su muerte al lado de la mujer que intentó hacerla feliz mientras vivió. Me negué a dejarla sola ahí y más después de saber semejante historia, así que me quedé junto a ella. Al cabo de unos minutos apareció su padre muy alterado amenazando con quitarle la vida y Helen le rogó que por fin acabara con su tormento y que la matara de una vez. El hombre tenía una cuchilla en la mano y cuando fue a clavársela, escuchamos un disparo y el hombre cayó de bruces en el suelo.
Era Roger, quien le disparó directo al corazón; y ahí yació él. Helen corrió a los brazos de su tío y lo abrazó fuertemente. El llegó en el momento justo para acabar con la agonía de su sobrina, para darle un nuevo giro a su vida. Dimos nuestras declaraciones ante la policía y de paso arreglaron los papeles para que Roger quedara a cargo de Helen y que así ella pudiese vivir feliz y tranquila al lado de alguien que sabíamos iba a cuidar bien de ella.
Quién diría que ya han transcurrido cinco años desde aquel día. Roger y yo que en ese entonces éramos novios, unos cuantos meses después nos casamos y hoy vivimos felices los tres en el modesto departamento de Roger, del cual nos tendremos que mudar dentro de poco porque estamos en espera de una linda pequeñita, que en honor a Helen la llamaremos Lola.
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